Igual a lo deseado,
semejante por caótica,
menos palabras y más fracasos.
Porque añorando lo que tengo,
me reprocho por lo que viene.
"Nihilista" me ha llamado,
"¡fatalista!", dije yo.
Oniríca, lo sé...
decadente y lejana,
mía, sólo mía.
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