Alguien me hizo una preguta estúpida. Lo primero que pensé: tendré que responderle de la misma forma.
Me sobresalté al pensar en la próxima, sabía que iba a tener la misma característica. Luego dirigí mi pensamiento y me dije: ¡no hay preguntas estúpidas! Las preguntas son primordiales para el intelecto.
¡Pero tu pregunta sí qué era estúpida! Car c´était falaz, malvada, diseñada, no la meditaste, te precipitaste... ¡Cuestionemos amigos!, pero sin malicia, meditando el fin...
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